HABITAR

Habitar nunca es sólo estar en el espacio, como tan poco es sólo usarlo. Habitar es una experiencia. Y en un mundo que se vuelve por momentos pura representación estereotipada o simplemente la suma de una multiplicidad de fracciones inhabitables, dicha experiencia puede sernos restituida por el arte.

Crear/construir experiencias habitables y no sólo visitables se vuelve así un gesto de resistencia. Porque habitar es ante todo generar el espacio para que algo más tenga lugar.

Tres artistas, tres miradas diferentes y una misma vocación: Ser mientras habitan el espacio que nos convidan:

Dolores Esponda, desde la arquitectura.

Soledad Pugliese, desde el miedo.

Emiliano Techeyro, desde la fantasía.

Dolores Esponda, desde la arquitectura traza líneas que generan una antesala del habitar, una imagen lisa y llana donde el plano se presenta en forma de matemáticas frías en escala. Despojándose de  estructuras convencionales, desprende las líneas del suelo, elevándolas en altura para darle vida al espacio y sentirlo propio.

Soledad Pugliese, habita el miedo de romper con lo socialmente instaurado, interrogándose acerca de la relación del ser en la sociedad moderna.

Valiéndose  de una estructura repetitiva, un patrón seriado que contrasta con imágenes visuales perturbadoras,  interpela al espectador preguntándole si tiene  el valor de permanecer en una situación que le de miedo. Para esto,  crea  elementos punzantes y violentos, que se suspenden frágil mente sobre él.

Emiliano Techeyro, habita la fantasía como escape a situaciones de su vida cotidiana. Utiliza elementos primarios como las ramas  que son reminiscencias traídas desde  su infancia: ramas son sus piernas, sus brazos, sus manos, su refugio de vida donde crea un universo paralelo. Muestra una escenografía donde propone trasmitir la esencia de lo que tanto atesora, un refugio imperturbable.

Agradecimientos: Bernarda Arrillaga, Al ver Verás (Música para mirar), Marcelo Da Costa, Jorge Esponda e Incubadora de Arte.