El acervo patrimonial también transito estos cambios; con el museo de puertas cerradas solo pudo vincularse de forma virtual. Exhibirlo nuevamente en sus salas, implica sin duda una nueva mirada, una agudeza reforzada. Nos interpela y propone nuevos interrogantes. Repensar el patrimonio como reflejo de la polaridad en que se dividió nuestro cotidiano: el interior y el exterior.
Un acervo que comprende obras realizadas aproximadamente entre 1930 y 2019, no fue pensando, ideado y realizado en tiempos de cuarentena, sin embargo, encontramos por características particulares de la colección y en relación a nuestro contexto, pinturas que descubren paisajes serranos y campiñas, con ausencia de lo humano. Tales son las obras de Guillermo Teruelo, María Eugenia Cincioni, Vicente Seritti, o Guillermo Buttler, entre otras.
Contraponiéndose a ese universo, las escenas íntimas (bodegones, desnudos en interiores) semblanzas cotidianas donde el interactuar de los personajes u objetos descubre la narrativa del momento plasmado. Podemos mencionar las obras de Roberto Rossi, Miguel Ángel Bengoechea, Emilio Petorutti, Isidro Alperte, entre otros.
Exhibir estas obras en sala, creando un entorno cerrado o abierto del espacio representado, propone interpelar al público sobre la nueva realidad, así el museo re versiona su patrimonio en pos del presente, incluyendo en la mirada curatorial al visitante con sus sentires.
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