Frente a la natural magnificencia de este privilegiado pedazo de tierra que es Tandil y siguiendo la idea de José Enrique Rodó que la excitación y el movimiento de la vida no es capaz de crear una aptitud que no tenga su principio en la espontaneidad de la naturaleza. Cabría preguntarse si esta belleza "no será el hecho provocador que impulsara las ansias de traducir e interpretar de quienes aquí sintieron arder en su interior el fuego de la inspiración plástica".
Partiendo de Mariano Montesinos, Gabriel Valor, Gabriel Roqueta, Chistian Mackeprang y León Felipe lbos, quienes se dedicaron a la enseñanza de Dibujo y Pintura, llegamos a Vicente Seritti (1912) quien evaluando factores culturales, socio-económicos y por sobre todo artísticos, se radicó en Tandil y fue el creador de la "Academia de Bellas Artes", una disciplina nueva en la ciudad, con difíciles comienzos. Las vinculaciones del artista, la labor expresada en sus obras, y el constante crecimiento de alumnos nos lleva a considerar a Seritti en su tarea trascendental y acción didáctica, corno el maestro por antonomasia en lo que a las artes plásticas se refiere.
La constante preocupación del maestro hizo que en 1916, con el Centenario de la Independencia, se organizara el "l Salón de Aficionados", y aumentará el interés por las artes plásticas en las esferas municipales, la prensa y el vecindario, con la propuesta de crear una Academia gratuita de Dibujo y Pintura.
Para tal fin se agruparon los sectores interesados, y encabezados por un genuino "mecenas" llamado José Manochi y fundaron, el 15 de octubre de 1920, "La Academia", bajo la dirección del maestro Seritti, quien contó con la colaboración de Rita Gómez y Fernando Berreta.
Logrado el primer objetivo, la flamante "Sociedad Estimulo de Bellas Artes" encaró otra tarea ciclópea: crear un Museo. El nuevo desafío concertó voluntades desde distintos núcleos de la actividad social. Entre ellos don Juan Buzón para esa época destacado político, y Cesar Carugo, quien no solamente donó un valioso cuadro suyo, sino que solicitó y obtuvo veintidós cuadros en donación de notables pintores, a los que se agregan otra veintena que llegaran por parte de la Dirección Nacional de Bellas Artes. Ernesto Riccio fue designado asesor en la instalación del Museo por la Dirección antes mencionada y como secretario actuó Guillermo Teruelo. El acto inaugural tuvo lugar el 6 de enero de 1937 con gran éxito y considerable afluencia de público.