Vivimos en un Universo de dualidades, también de opuestos, de controversias, distintos y diversos. Algunos abonan la Teoría de la creación y otros de la Evolución. Entonces reflexionamos, coincidimos, disentimos. Aceptamos la existencia del Bien y del Mal; Dios y el Diablo; luz y tinieblas; orden y desorden; la Vida y la Muerte; la carne y el espíritu; la desesperanza y la esperanza...
Hombre o mujer. O viceversa. Aunque dijo “Vosotros dioses sois” ¿Por qué lo dijo? ¡Porque tenemos la capacidad de generar vida! Los animales también. Los humanos somos animales racionales, aunque solemos comportarnos de manera irracional. Caprichosos, enunciamos nuevos postulados, adoptamos nuevas formas de comportamiento, nos arrepentimos y vamos hacia el opuesto...
Aquí parece detenerse el tiempo. ¡Quien pudiera tener tales facultades! Aquí se conjugan los términos y convergen las vertientes. Aquí el sujeto evoca el paradigma, renace y vuelve a ser antropocentrista. Escribe su evangelio apócrifo. Es místico y profano.
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